Esta aberrante práctica que definitivamente restringe la libertad y cambia el curso de la vida de los niños, niñas, y adolescentes es parte del paisaje en nuestro país. Este fenómeno, parece verse como algo natural en la mayoría del territorio nacional, tal vez por nuestra arraigada costumbre patriarcal, de aceptar el control de los hombres sobre sus parejas.
Los matrimonios infantiles y las uniones tempranas son otra forma de esclavizar la infancia, la población más vulnerable está en el campo y en las familias de escasos recursos. La mayoría de estas uniones son forzadas, pero todas, son desiguales. Las principales víctimas son niñas y adolescentes racializadas y nadie dice nada.
Según el último informe de la UNICEF, en Colombia, 23% de las mujeres entre 20 y 24 años son unidas o casadas antes de los 18 años, el 5%, antes de los 15 años, el 1.8 de las niñas entre los 10 y los 14 años declararon haber estado casadas o en unión. En este rango generacional llama particularmente la atención que el 97% de las niñas han tenido un embarazo, lo que aumenta la deserción escolar, condenándolas a ellas y a sus familias a sufrir pobreza Intergeneracional, este hecho, promueve la inequidad y la desigualdad. Desafortunadamente la mayoría de las uniones en Colombia son informales o de hecho, por esta razón el subregistro de esta práctica es muy alto. Además, por que en ocasiones esta práctica se da como una vía de escape de la violencia intrafamiliar o por que los padres literalmente negocian a sus hijas, razones por la que deliberadamente no hay registro.
Insisto en que la igualdad y la equidad no se puede reducir a temas de género. Debemos evidenciar todos aquellos hechos que oprimen algunos sectores de la sociedad. Hay territorios que por las condiciones de seguridad o económicas se convierten en ambientes propicios para todo tipo de prácticas abominables, en especial contra los niños, niñas y adolescentes. Por ejemplo, las uniones tempranas son mucho más frecuentes en departamentos como Chocó, Amazona, Caquetá y la Guajira. Las situaciones de emergencia humanitaria, como lo son las migraciones o el desplazamiento, también son caldo de cultivo para esta forma de opresión en contra de la mujer especialmente…pero en nuestro país A NADIE PARECE IMPORTARLE.
Además de promulgar leyes que prohíban y sancionen el matrimonio o las uniones tempranas, se debe hacer una política pública que se vincule a los planes de desarrollo para tener estrategias de educación y prevención de este fenómeno, que esclaviza a las niñas especialmente. Abrir espacios de información, de dialogo sobre las uniones tempranas nos permite generar lugares de protección, nos permite darle herramientas a los jóvenes para que tomen decisiones libres y así sean artífices de su futuro, para que construyan relaciones familiares y sociales sanas y solidas, para que asuman sus derechos sexuales con responsabilidad. Y tal vez lo más importante es que el hecho de educar, informar y dialogar nos permite hablar de igualdad y equidad.
Por: Margarita Restrepo.